Cuando se hace presente lo que nos importa cuidar en nuestra vida, todo comienza a tener un orden diferente. Las prioridades toman su lugar y lo otro va quedando en segundo plano. Ya no se ven miles de acciones que hacer sino que nos damos cuenta que estábamos enfocados en demasiadas cosas y eso, que considerábamos importante, no lo estábamos cuidando lo suficiente.

Muchas veces para darnos cuenta que nos importaba llegamos a perderlo para considerar su valor. Por ejemplo, digo que me importa mi salud, sin embargo creo que esta está presente por casualidad, como un derecho adquirido, y no me preocupo de mi alimentación, de tener espacios al aire libre, de hacer ejercicio, hasta que me doy cuenta que la estoy perdiendo. Lo mismo pasa con las relaciones, digo que me importan, pero no les dedico tiempo y todo comienza a estar en la rutina, en dejarlo para después, porque está ahí, sin embargo no lo he cuidado y se comienza a marchitar, a hacer más débil y así se termina perdiendo.
“Si algo te importa realmente hay que dedicarle tiempo, hay que cuidarlo y enriquecerlo, hay que poner el corazón para que eso crezca y me siga regalando eso que me gusta, que me hace sentir bien, que me lleva a momentos de alegría, de paz, de tranquilidad. Que lleva a mi cuerpo a sentir diferente, a estar en plenitud, a gozar. ”
Esto que aparece en este texto es parte de lo que conversamos en nuestro primer encuentro de los jueves. Donde el objetivo es conocernos desde el corazón, crear lazos y enfocarnos en lo importante. No me gustaría que pasara rápido, como algo que escuchamos por ahí, sin darnos cuenta de su verdadero valor. Los invito a mirar más profundamente eso que digo que me importa cuidar... ¿qué acciones estoy tomando para ser coherente con lo que digo y siento? Vuelve a la pregunta una y otra vez, hazla presente en tu día a día y pregúntate en diferentes momentos... ahora, ¿estoy cuidando lo que me importa?
El viaje coaching.